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Así pretenden los ecologistas acabar con la caza

Es una realidad. Para ellos, el fin justifica los medios. Si para terminar con la actividad cinegética han de pagar como moneda de cambio el exterminio de una especie como el arruí, no lo dudan… ¿Qué estrategia están siguiendo para intentar conseguirlo? ¿Utilizan argumentos sólidos o, al contrario, carentes de justificación? Te lo cuento en este artículo.

 

1.- La farsa sobre el estado de las poblaciones: es la más habitual. Afirman, sin ninguna justificación, que el número de ejemplares de una especie cinegética concreta se encuentra en disminución. Sin embargo, los estudios elaborados por científicos e investigadores concluyen lo contrario: gracias a la actividad cinegética se mantienen o aumentan. Además, se olvidan de otros factores negativos que sí causan un grave perjuicio, como por ejemplo el uso de fertilizantes en actividades agrícolas. Los periodos hábiles, cupos y demás limitaciones establecidas en las órdenes de veda garantizan su conservación.

 

2.- El “comodín” del periodo reproductor: lo han utilizado para la codorniz, la paloma torcaz, la tórtola y la perdiz. Ello ha llevado a que en muchas regiones se haya retrasado la apertura de la media veda. En el caso de la modalidad de perdiz con reclamo, obvian que el calendario establecido por las comunidades autónomas realiza una diferenciación según la altitud del lugar donde se cace, de tal modo que se garantiza que no coincida con el periodo prenupcial. No obstante, el artículo 66 de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, dispone que “la Administración competente podrá autorizar la modalidad de la caza de perdiz con reclamo macho, en los lugares en donde sea tradicional y con las limitaciones precisas para garantizar la conservación de la especie”.

 

3.- Cuando la caza de una especie cinegética coincide con el periodo de nidificación y cría de aves rapaces. En estos supuestos instan a que se prohíba directamente la práctica de la actividad cinegética. Sin embargo, obvian que el plan técnico de cada acotado establece diversas limitaciones (franjas de seguridad, días inhábiles de caza, etc) para el caso de que en él se hallen nidos de estas especies.

 

lobos tsj castilla y león

4.- La excusa de la presencia de especies protegidas. Sí, como por ejemplo el lobo, el lince o el oso. Para estos grupos radicales, esta circunstancia debe impedir que ser practique la actividad venatoria. Sin embargo, se olvidan de algo fundamental: gracias a la gestión llevada a cabo por los propietarios de los acotados donde habitan, estos animales pueden alimentarse. De hecho, según diferentes estudios, las poblaciones de especies protegidas han experimentado un mayor aumento en las zonas con aprovechamiento cinegético que en las que no se permite cazar.

 

 

5.- Las exóticas invasoras, la última “moda” para lograr su objetivo. Si una especie es jurídicamente catalogada como exótica invasora, deberá ser exterminada. ¿Y esto qué significa? Que no podrá cazarse. ¡Qué demagogia! Quienes se erigen como supremos defensores de los animales son capaces de instar a la eliminación de una especie si con ello consiguen su propósito: que no puedan gestionarse a través de su aprovechamiento cinegético.

 

6.- Para ellos, los perros y gatos asilvestrados son… ¡animales de compañía! Sí, como lo lees. Así lo afirman los grupos animalistas. Por supuesto, como consecuencia de ello concluyen que no debe procederse a su control a través de la caza, sino que ha de seguirse el protocolo establecido en las leyes de protección de animales domésticos: capturarlos y trasladarlos hasta los centros que gestionan estas mismas asociaciones en virtud de acuerdos suscritos con los consistorios municipales.

 

7.- Y la caza… ¡peligrosa para la seguridad de las personas! Con esta burda excusa algunos grupos ecologistas exigen que se prohíba la práctica de la actividad cinegética durante el 

 

periodo estival. “Es un incremento inaceptable de riesgo de accidente para cazadores y no cazadores. Y supone un impacto negativo en las actividades asociadas al uso recreativo y turístico del monte”, afirman. Sin embargo, se olvidan de que la normativa cinegética establece normas de seguridad para evitar la producción de accidentes. Ah, y no solo la caza conlleva riesgos. Precisamente, estas actividades “recreativas” y “turísticas” que tanto defienden también pueden entrañar ciertos peligros.

 

 

8.- En contra del control de predadores en media veda. Consideran que basta con el que se realiza durante la temporada general. Incurren en una evidente contradicción: exigen que no se cacen determinadas especies cinegéticas, como por ejemplo la perdiz, porque aseguran que su estado poblacional es preocupante y, sin embargo, instan a que no se autoricen métodos para combatir a zorros, en cuya dieta prima sin duda nuestra reina de la menor.

 

9.- ¿Contra el fuego? Más bien contra la caza. Denuncian que el uso de las armas… ¡puede provocar incendios! Precisamente, según los expertos en la materia, la principal causa de incendios forestales es el despoblamiento rural, en definitiva, el abandono de las actividades tradicionales, entre las cuales se encuentra la cinegética. De hecho, gracias a las labores que se efectúan en los cotos de caza (podas, instalación de charcas, realización de cortafuegos, etc.) se previene tanto su producción como su propagación. De hecho, ellos más que nadie quieren que la fauna y flora de su acotado se encuentre en óptimas condiciones, y suelen ser los primeros en cerciorarse de cuando, lamentablemente, arde el monte.

 

10.- La última “lindeza”: aseveran que la normativa cinegética “está hecha a medida de los cazadores”. Totalmente falso: en los consejos donde se dirimen los intereses que afectan al medio ambiente y la biodiversidad, los grupos ecologistas siguen siendo mayoría. Incluso están representados en las asambleas autonómicas y en el Parlamento. Sin embargo, inexplicablemente, las federaciones y asociaciones que defienden a los cazadores siguen siendo minoría.

 

La gran amenaza ya es una realidad… 

Sí, en la actualidad ya están empleando todas estas alegaciones para intentar tumbar diferentes disposiciones que contemplan la caza como una herramienta de conservación del medio ambiente: las Órdenes de Vedas de Castilla y León y Castilla-La Mancha, los Planes de Gestión de la cabra montés en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama y del lobo en Asturias, la Orden sobre el control de predadores en Castilla-La Mancha, etc. Ah, y han logrado que el Tribunal Supremo acuerde exterminar a varias especies, entre las que se encuentra el arruí, por considerarlas exóticas e invasoras.

Además, para ello cuentan con una gran ventaja: la mayoría de estos grupos están constituidos como asociaciones de utilidad pública. ¿Y esto qué significa? Principalmente, que los litigios en los que participan no les cuestan ni un euro. Como norma general, en el supuesto de que se personen en un procedimiento como acusación popular, no se les exigirá ninguna fianza. ¿Y si pierden el pleito? No se les pueden ejecutar las costas procesales. Ello explica que impugnen prácticamente todas las disposiciones normativas que regulan la actividad cinegética en nuestro país.

 

orejas y rabos perros caza

Las leyes y reglamentos sobre bienestar animal 

Aprovechando su gran poder mediático, presionan a las asambleas y gobiernos autonómicos para que accedan a aprobar una normativa sobre la regulación de los animales de compañía acorde a sus intereses. De este modo, por ejemplo, restringen completamente el empleo de perros para el ejercicio de la actividad cinegética hasta tal punto de que prácticamente lo imposibilitan. Ejemplos de estas limitaciones son la consideración de algunas razas empleadas para la caza como potencialmente peligrosas, la exigencia a los dueños de rehalas de cumplir ciertos requisitos sobre la cría, tenencia y transporte de sus perros que son inasumibles para estos o la prohibición de que sus canes puedan reproducirse, obligándoles, en muchos casos a proceder a su esterilización. Galicia, Madrid, Castilla-La Mancha, etc. son algunas de las comunidades autónomas que se han arrodillado ante la férrea opresión de los animalistas. ¿Cuál será la próxima?

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